El Olympique de Lyon agrandó una leyenda que no parece vaya a tener un final próximo y se adjudicó en San Sebastián con justicia su quinto titulo consecutivo en la Liga de Campeones femenina, ante un Wolfsburgo que gastó su fortuna en las semifinales ante el Barcelona.
El conjunto francés salió a por todas desde el primer minuto y encerró en su campo a un Wolfburgo que venía a repetir una estrategia que le salió redonda ante el conjunto azulgrana (1-0).
Ese partido estuvo muy presente en la final, las germanas, con casi nada, eliminaron a un Barcelona superior y el Lyon no estaba dispuesto a sufrir tamaño castigo, de forma que entre Le Sommer, Marozsan y los balones colgados a Renard entretenían a un once teutón obligado a desgastar su imponente físico.
Las francesas llegaban al área rival pero no concretaban y Wolfsburgo comenzó a crecer según transcurría el encuentro, en la misma medida que el Lyon se convertía en reo del nerviosismo al comprobar la solvencia inesperada de su oponente.
Eugene Le Sommer acudió al rescate cuando más se complicaban las cosas para Lyon y desatascaba la final mediada la primera parte, tras recibir un balón en el área y batir a Abt, que le había detenido en primera instancia su remate pero que no pudo con el segundo, cruzado a la red, con el que la francesa lograba su sexto tanto en cinco partidos y ponía de cara el choque para las galas.