Apenas 21 días separarán las elecciones a la presidencia del Fútbol Club Barcelona (24 de enero) de las del Parlament de Catalunya (14 de febrero). Más allá de la incertidumbre propia de los tiempos de crisis, no será sencillo que ambos procesos logren separar sus caminos en una vorágine electoral de marcado perfil ideológico. Los aspirantes a suceder al dimitido Josep Maria Bartomeu y liderar el club azulgrana los próximos seis años son conscientes de la necesidad de fijar un posicionamiento. Lo hará en los próximos días el empresario Juan Rosell (Barcelona, 1957). Según fuentes próximas al que fuera presidente de la CEOE (2010-2018) y de Fomento del Trabajo (1995-2011), la suya será una candidatura transversal, «apolítica», y con un objetivo claro: rescatar al Barcelona de un desplome económico que amenaza su solvencia.
No es la primera vez que a Juan Rosell le ha tentado la idea de presidir el Barcelona. Aunque, pese a que en su familia le han pedido cautela, piensa esta vez llegar hasta el final en su propósito. Ya tiene los apoyos necesarios, indispensables a la hora de tener acceso a ese aval de 120 millones de euros que sería necesario en el caso de ser escogido presidente. También una sede física y un equipo de trabajo. De hecho, ha incorporado como pieza fundamental de su estructura de campaña a Laura Alsina, histórica colaboradora del ex presidente azulgrana Sandro Rosell, quien no pudo convencer a quien debía ser su estilete en estos comicios, Jordi Roche, ex presidente del Girona y de la Federació Catalana de Futbol.
Toni Freixa, precandidato al que también une una buena amistad con Sandro Rosell, batalla por el mismo espectro de votantes a la espera de que el fallido delfín de Bartomeu, Emili Rousaud, ex vicepresidente azulgrana que dimitió tras estallar el Barçagate, acabe por apuntarse a la batalla.