Las cuatro últimas ediciones de la Champions han sido todo un calvario para el Barça. Desde la temporada 2016-17, los azulgrana se han visto invariablemente humillados en la máxima competición europea. El 2-8 que le endosó el Bayern en Da Luz es el resultado más abultado. Pero, quizás, no el más doloroso. Caer en cuartos de final ante la Roma y, sobre todo, ante el Liverpool, después de aparentemente cerrar la eliminatoria con un contundente resultado en el Camp Nou traen posiblemente un sabor aún más amargo. Los alemanes, al fin y al cabo, prácticamente lo dejaron todo cerrado en los primeros 45 minutos y sacaron de nuevo la apisonadora cuando los barcelonistas parecían dispuestos a agarrarse a un clavo ardiendo con el 2-4 anotado por Luis Suárez.
El PSG de Unai Emery dio el primer gran aviso. Un 4-0 en París que, cosas del fútbol, se vio seguido por el espejismo de la gran remontada de los azulgrana en el Camp Nou con un 6-1 que tuvo en Neymar y en el agónico gol de Sergi Roberto sus máximos protagonistas. Aquello fue en la ronda de octavos de final. La Juventus, en cuartos, no dio lugar para sorpresas. A los italianos, con el 3-1 de Berlín aún muy en mente, les bastó con una exhibición y un doblete de Dybala, completados por un tanto de Chiellini (3-0), en la ida y amarrar en defensa en la vuelta (0-0) para dejar en una mera anécdota aquella heroicidad protagonizada en la ronda anterior por los de Luis Enrique.
La siguiente temporada, ya con Ernesto Valverde en el banquillo, los azulgrana parecían haber tomado buena nota de sus pecados del pasado. Ante la Roma, en la ida de los cuartos de final de la campaña 2017-18, se llevaron un 4-1, con goles para los azulgrana de De Rossi, Manolas, ambos en propia puerta, Piqué y Luis Suárez que parecía dejarlo todo sentenciado para meterse en semifinales, a pesar de que Dzeko salvara la honrilla italiana. En Italia, en cambio, el exceso de precauciones les pasó factura. El conjunto giallorosso se impuso por 3-0 y Manolas, con gol en el minuto 82, se convirtió en el héroe que metía a los italianos en la ronda siguiente y dejaba a los azulgrana de nuevo en la cuneta.